Origen

Hola, este es mi viaje. Un viaje a conocer a Dios, conocer Su palabra, liberar todo lo que me pesa y ya no sirve, (re)encontrarme, reflexionar y sobretodo sentir, acercarme y llenar mi vida de Él.

He vivido ajeno a Dios toda mi vida. Queriendo hacer todo lo que el mundo me pedía para ser aceptado, para encajar. Siempre he sido una persona miedosa, y he dejado que el miedo controle mi vida. Miedo al rechazo, miedo al abandono, miedo a generar problemas, miedo a quedar mal, miedo a no ser suficiente. He vivido sintiéndome pequeñito, luchando por aceptación. Y cuando tuve esa aceptación, me convertí en la persona que más rechazaba.
Y algo no cuadraba en mi. Todo esto no me pertenecía, aunque yo me lo hubiera hecho muy mío. Dios nos trae al mundo con una esencia, y con nuestras limitaciones la vamos enterrando bajo capas de cosas que creemos que son útiles. Hasta que, un día, nos sentimos vacíos, sin propósito, llenos de heridas y sin nada para curarlas. Profundamente perdidos.
Y aquí estoy yo. Perdido, queriendo sanar todas mis heridas, desenterrar mi esencia, liberar todos los miedos, vivir con paz y en amor.
Este viaje inicia aquí, conociendo poco de Dios y queriendo saber más, queriendo sanar.

En mi familia y mi entorno no se hablaba de Dios, y si se hablaba, siempre era en connotación negativa.
Mi padre tenía un rechazo claro hacia la Iglesia. Había sido monaguillo y casi cura, pero algo se rompió por el camino y acabó con una mirada dura hacia todo lo religioso.
Mi madre no hablaba de Dios, aunque hoy creo que lo llevaba dentro.
Entre los amigos, simplemente no se mencionaba.
En la escuela, nos enseñaban todas las religiones del mundo, desde el punto de vista académico, analítico y nada espiritual.
En la sociedad (España), creer en Dios estaba mal visto. Creer, supuestamente te hacía más tonto, y como nadie quería parecerlo, se condenaba.

Toda mi educación ha sido centrada en la ciencia. Estudié ingeniería de telecomunicaciones y trabajo como programador. Toda mi cabeza piensa en reglas, código, todo tiene que ser literal, nada figurado, nada abstracto, nada puede salirse de la ecuación o del programa.

Conocí a Dios gracias a mi mujer. Ella me habló de Él sin tapujos, de cómo le mostraba el mundo, cómo la ayudaba a sanar, cómo le hablaba.
Vi el cambio que hacía en ella, conocí que Dios no es religión, que Dios es sanación, Dios es amor.
Todo lo que me habían contado sobre Dios era solo una perspectiva. Para mi, ciencia y Dios estaban enfrentadas, negaba que existe porque no lo escuchaba y no lo veía… pero lo sentía? Solo tenía miedo de creer. Si miraba atrás, podía identificar muchos momentos en mi vida donde Dios había estado presente, sin que yo lo supiera.
Y así, cada vez que conozco más, más quiero conocer. Sus palabras resuenan en mi, he visto como actúa en mi vida, como siempre ha estado actuando. Lo que yo llamaba “la vida” (“la vida lo quiso así”, “tenía que ser así”), era Dios.
Ni creer en Dios te hace más tonto, ni la ciencia sustituye a Dios. Es más, la ciencia es la herramienta humana que intenta explicar la creación de Dios, su código.

No sé donde me va a llevar este viaje y, ciertamente, me libero de expectativas.
Sólo quiero acercarme a Dios, conocerlo más, conocer Su palabra y vivir cerca de Él.
Todo lo que escriba serán reflexiones, devocionales, todo lo que me evoque Su palabra y las preguntas o cuestiones que trate cada texto.
No habrá nada correcto o incorrecto, respuestas definitivas ni verdades absolutas. Solo lo que siento en cada momento, tratando siempre de fluir.

Quiero dejar constancia de este proceso. Escribir para volver atrás algún día, releerme, revivir el proceso, y quizá (re)descubrir cosas sobre mi.

Cada texto será un “Bit de Luz”. Pequeñas reflexiones nacidas de la lectura de la Biblia, de las preguntas que me surjan, de lo que los textos despierten en mí. Un intento de encontrar la luz en el Código: en Su creación, en la Palabra y, poco a poco, también en mi vida.

La luz ilumina, guía, pone todo en claro, restaura. El título es un deseo de que Él ilumine cada área de mi ser y mi vida, que Su luz sea guía y paz. Y seguro que lo hará sobre lo que ni siquiera ahora puedo pensar.

Dios, te entrego todo lo que he sido y lo que soy.